Santiago
Dr. Thorsten Pattberg es lingüista y autor de The East-West Dichotomy (2009), Shengren (2011), e Inside Peking University (2012). Actualmente está en el consejo de la German East Asiatic Society en Tokio, Japón. Este artículo fue publicado primero en Asia Times el 24 de mayo de 2012. (Copyright 2012 Thorsten Pattberg.)
Disponible en inglés: http://www.globalresearch.ca/index.php?context=va&aid=31078
El
capitalismo obliga a la gente a competir implacablemente por cuotas
de mercado, recursos naturales, y capital humano. Menos obvio es que
también batalla por terminologías. Es llamado lingüismo...
Filosofía,
religión, y ciencia son conceptos ideológicos que sirven las
necesidades de Occidente dominante, y que en el pasado casi nunca
eran cuestionados. En este siglo, sin embargo, esto podría cambiar.
Debido
a la antigua conquista europea del mundo, la mayoría de los pueblos
avasallados adoptaron vocabularios europeos. El resultado es un
nutrido grupo de “estudiantes internacionales” que ya no tienen
otros conceptos disponibles fuera de filosofía, religión, y
ciencia, para explicar toda la gama del pensamiento humano. Es un
poco intelectualmente árido.
La
reducción de todos los vocabularios del mundo a unas pocas palabras
inherentemente europeas hace que la composición de una “Filosofía
de China” sin utilizar un solo término chino original sea fácil
para nuestras élites.
La
palabra “filosofía” incluye todo lo extranjero, mientras está
firmemente arraigada en la tradición occidental. Al mismo tiempo la
palabra carece de todo extranjerismo cuando nos referimos solamente a
nosotros mismos. Por lo tanto, un libro titulado ‘Historia de la
Filosofía’ puede incluir un capítulo sobre Confucio o no – en
ambos casos no dejaría de convertir en realidad la promesa de su
título.
Si
preguntásemos a un estadounidense, ¿cuál es el mayor sindicato del
mundo? probablemente respondería que son los sindicatos, la Cosa
Nostra, los masones, o tal vez los anarquistas. En realidad, no es
ninguno de ellos – son los filósofos.
Lo
que comenzó en Grecia como la escuela de filosofía de Platón
eliminó a todos sus competidores, conspiró con la religión, y es
ahora una especie de proyecto de membresía obligatoria para todas
las sociedades humanas del mundo. Ningún gran pensador de cualquier
cultura puede escapar a nuestra etiqueta de “filósofo” aunque no
lo sea, y ningún hombre de letras saldrá de nuestras universidades
sin un PhD –un doctorado en filosofía–, aunque no tenga nada que
ver con ella.
Si
consultamos la historia real, “filósofo” no fue siquiera un
concepto en el Este de Asia antes de que Nishi Armani lo tradujera al
japonés tetsukagusha cerca de 1871. No existe ningún ejemplo de la
palabra “filosofía” (en chino moderno: zhexue ) en ninguno de
los clásicos del Este de Asia. Nuestros libros sobre “Filosofía
China” son una falsificación flagrante, y nuestros “Departamentos
de Filosofía Oriental” son crueles ficciones.
Es
algo hermoso, la destrucción de palabras extranjeras. Hemos dado con
el shengren , que es seijin en japonés, y seng-yin en coreano, y los
hemos alterado, o utilizando el término oficial, traducido como
“filósofos chinos”, “filósofos japoneses”, “filósofos
coreanos”. Y, hablando metafóricamente, hemos aniquilado el
espiritual wenming chino y el bunmei de Japón, que ahora
re-imaginamos a nuestra manera como “civilizaciones”
materialistas.
Empleamos
a miles de eruditos, todos “doctores en filosofía”, que aseguran
que nuestras “correcciones” del conocimiento humano se parezcan
al original. En todo caso, el público no podría establecer la
diferencia entre un shengren y un filósofo. De hecho, el público no
puede saber lo que ha sido omitido de nuestros textos de estudio.
Tal
vez nuestra mayor invención hasta ahora fue “ciencia”. Tal vez
existan ideas igualmente admirables en los vastos dominios de sastras
y sutras , o que todavía existan en China innumerables enseñanzas,
jiao . Sin embargo, a la gente se le enseña que es la ciencia, una
palabra y un concepto occidental, que todos debemos adorar y a la que
debemos aspirar.
Tal
vez “globalización” sea solo otro brillante eufemismo para esta
continua destrucción de ideas no-occidentales. Queremos ‘economía’,
no jingji . Queremos ‘globalización’, no tianren heyi . No son
lo mismo. Exigimos ‘democracia’ en China, pero técnicamente esa
palabra no puede existir en ese país.
Lo
próximo es “religión”. Religión es cristianismo. Todos vivimos
en el año 2012 de nuestro Señor, Jesucristo. El motivo por el cual
llamamos “religión” enseñanzas como budismo o confucionismo es
simplemente porque queremos extender nuestra religión sobre todo lo
que tengan, digerirlos, administrar conocimientos extranjeros en
nuestros libros sobre “Religiones del mundo”.
Cuesta
imaginar al presidente de EE.UU. diciendo: “¡Alá bendiga EE.UU.!”
O al Papa llamando a Jesucristo y San Nicolás “Buda” y “
Shengren ”. Pero afirmamos permanentemente que los musulmanes
tienen un Dios y que Confucio es un santo.
A
nuestros estudiantes se les dice convenientemente que hay “santos”
y “filósofos” por toda Asia, pero evidentemente no hay ni un
solo buda, bodhisattva , o shengren en Europa o en EE.UU. Pensad.
¿Cuál es esa probabilidad?
Cualquier
lingüista que valga la pena, sabe que los vocabularios de los
lenguajes del mundo se suman, no se superponen. La traducción es
siempre reducción: una palabra reconocida, la otra… eliminada.
En
este caso, como tan a menudo nos basamos en la potencia de nuestra
flor y nata. En el pasado los conquistadores obtenían derecho al
territorio ocupado. Hoy reciben contratos con algún editor de Oxford
o Cambridge sobre la historia de “algo” – algo que ahora se
escribe en inglés. Qué mayor obsequio se puede otorgar a un hombre
de intelecto que la entrega de la soberanía sobre la definición del
pensamiento extranjero.
La
traducción es una forma de engaño mental, y su fin es siempre el
poder. El poder reside en la apropiación de otros. Seguro, los
nombres verdaderos siempre derrotan a los nombres falsos; es
precisamente el motivo por el cual los chinos quieren conservar sus
propios nombres, y los europeos hacemos todo lo posible por
apropiarnos de esos nombres. Pensad en el hábito occidental de
invertir los apellidos y los nombres chinos, lo que raya en coerción.
Qué
mejor uso de un ejército de eruditos necesitados que frecuentemente
viven de la caridad estatal que ayudar a Europa a llenar sus
bibliotecas de falsificaciones útiles. ¡Aquí un libro “Religión
de China”; allí un libro “Revolución Científica en China”;
allá otro “Filosofía clásica china”! Los eruditos transmutan
la historia, deforman la realidad, ocultan los nombres correctos.
Conceptos
extranjeros clave como daxue (que nosotros llamamos “universidad”,
shengren (que nosotros llamamos “santos”) o junzi (que nosotros
llamamos “caballeros”) tienen en su uso nativo un significado
heterodoxo. El pensamiento extranjero como rujiao o fojiao es
pensamiento indeseado. Lo “no-europeo” obviamente existe, pero
debido a sus orígenes no-europeos, conceptos extranjeros hacen que
Europa se sienta incompleta e ineducada.
Un
ejemplo destacado es Alemania que siempre rindió culto al poder e
inició todo el asunto de Kulturwissenschaften (queriendo decir la
ciencia de las culturas). A pesar del incansable estudio de culturas
y lenguajes extranjeros, los alemanes solo los trataron como objetos
muertos. Como un siniestro efecto secundario, Alemania, con la
excepción de la tardía influencia estadounidense que le fue
impuesta, siempre siguió siendo absoluta y totalitariamente libre de
lo foráneo.
Por
cierto, el sinólogo europeo más completo es siempre el menos chino.
O, ¿habéis encontrado algún día un entomólogo que sea una
mariposa?
Nada
debe interferir con nuestros significados de ciencia, religión, y
filosofía. Nunca debemos permitir que terminología clave extranjera
–todos esos matices inútiles de significados orientales–
influencie nuestra esfera pública y debilite nuestro lingüismo.
Queremos esta libertad. Otra más.
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