lunes, 15 de junio de 2015

“La ciencia y la tecnología ¿al servicio de quién?”

Alguna vez una señora en una parada de colectivos en Brasil me pregunto de que trabajaba, le dije que investigaba y me pregunto esta vez:
- Ustedes los cientificos, para quien trabajan?
Me quede pensando...iba a contestarle con lo obvio y agrego:
- Yo soy empleada domestica, me dijo. Tengo un patron. Ustedes los científicos: Quien es su patrón?
.....sigo pensando en la respuesta...

Saludos Santiago

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La ciencia por el ambiente

Desde hoy se reúnen en Rosario científicos de América para debatir sobre técnicas y productos nocivos para la sociedad.



 Por Darío Aranda
“Semana de la ciencia digna.” Es el nombre que se instauró desde el año pasado en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional del Rosario en homenaje al científico Andrés Carrasco (quien confirmó los efectos devastadores del herbicida glifosato). Desde hoy, y hasta el viernes, confluirán académicos de países de América, investigadores de universidades públicas y organizaciones sociales para detallar las consecuencias del extractivismo, incentivar trabajos conjuntos y difundir experiencias productivas sustentables. Como parte de las actividades se realizará el “Primer Encuentro de la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad”, espacio latinoamericano que reivindica el rol de la ciencia al servicio de las necesidades de la población (y no del sector privado). Habrá más de 70 disertaciones y talleres.
Las jornadas comienzan hoy lunes a las 12 con el encuentro de los académicos de una decena de países que integran la “Unión de Científicos Comprometidos”. Mañana disertarán Raúl Zibechi (sobre los movimientos sociales de América), Carlos Vicente (de la organización internacional Grain, hablará sobre las leyes de semillas), Marta Maffei (“formación docente y extractivismo”), Mercedes Méndez (sobre el rol de los trabajadores de la salud) y Juan Varonessi (Asamblea de Gualeguaychú).
Esa misma jornada estarán el ecuatoriano Leonardo Melgarejo y, de Brasil, Rubens Nodaris. El tema será “La ciencia y la tecnología ¿al servicio de quién?”. Y expondrá el médico Rodolfo Páramo, uno de los pioneros en denunciar el efecto de las fumigaciones con agrotóxicos. Cerrará el día con la presentación de dos libros: La patria sojera y Envenenados.
El miércoles será el turno de la investigadora de la Universidad de Río Cuarto Delia Aiassa (confirmó que los agroquímicos producen daño genético y diversas enfermedades, entre ellas cáncer), Guillermo Folgueras de la UBA (sobre la biotecnología, empresas y Estado) y Alicia Massarini (doctora en ciencias biológicas, investigadora del Conicet y coautora del libro Ciencia entre todos). El mexicano Alejandro Espinoza detallará los cuestionamientos que provocó el maíz transgénico en su país. “Matriz energética y fracking”, será la ponencia de Pablo Bertinat, director del Observatorio de Energía y Sustentabilidad. Y también hablará Marie-Monique Robin, autora de El mundo según Monsanto y El veneno nuestro de cada día.
La Facultad de Ciencias Médicas de Rosario tiene una impronta poco común. Se ha expresado oficialmente contra la megaminería, el agronegocio y la fractura hidráulica (técnica para extraer petróleo que es cuestionada por sus consecuencias ambientales y en la salud). También cuestionó que las universidades públicas reciban fondos del sector privado y, para los estudiantes de medicina, tiene una práctica final de evaluación única en el país: deben participar de un “campamento sanitario”, que implica que docentes y estudiantes se trasladen durante una semana a una localidad y realicen un relevamiento de salud a la población.
En 2011 se realizó en la misma Facultad el Primer Congreso Internacional de Salud Socioambiental. El segundo fue en 2013. En junio del 2014 se instauró, por votación unánime del Consejo Directivo, el “Día de la Ciencia Digna” en homenaje a Andrés Carrasco, el científico de la UBA y el Conicet que en 2009 confirmó los efectos letales de mínimas dosis del herbicida glifosato en embriones anfibios. Carrasco fue un férreo crítico al modelo agropecuario en base a transgénicos y agroquímicos, y denunció que sectores de la ciencia estatal estén al servicio de las corporaciones y no de la población.
En junio de 2014 se lanzó en la casa de estudios un manifiesto por “la ciencia digna”, firmado por más de un centenar de académicos de América latina y fue la antesala de este “Primer Encuentro de la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad”. El manifiesto afirma: “Los pueblos latinoamericanos tienen el derecho irrenunciable a desarrollar una ciencia transparente, autónoma y que sirva a los intereses del pueblo”.
El jueves estará el médico Medardo Avila Vázquez, presentará el relevamiento sanitario de la localidad cordobesa de Monte Maíz (se detectaron enfermedades muy por encima del promedio nacional). Marcelo Sauro, Dora Mantello y Eduardo Dipaola darán un taller sobre medicinas alternativas. Fabián Tomassi, ex trabajador rural en contacto permanente con agroquímicos explicará cómo le afectó la salud.
“Alimentos o mercancías”, será el tema de la periodista Soledad Barruti. Rafael Lajmanovich, profesor de ecotoxicología en la Universidad del Litoral, expondrá sobre transgénicos, agroquímicos y daños; y la investigadora ecuatoriana Elizabeth Bravo que abordará el rol de las semillas genéticamente modificados y las alternativas. Cerrará la jornada el escritor Martín Crespi, autor de una inédita serie de libros infantiles con temáticas ambientales de actualidad (soja, minería, deforestación; de la editorial autogestiva Pachamamita Libros).
El viernes expondrán Damián Marino (investigador de la Universidad de La Plata) y Horacio Lucero (Universidad del Nordeste), sobre el modelo agropecuario, consecuencias y alternativas. También estarán vecinos de Asambleas Ciudadanas (disertarán sobre fracking) y la Red de Huerteros Urbanos de Rosario (sobre la importancia de otra forma de producción agropecuaria). La programación completa se puede consultar en www.fcm.unr.edu.ar

domingo, 14 de junio de 2015

La Constitución de las corporaciones

Bueno, mas de lo mismo, lo deciamos aqui hace algunos años en version filosofica siguiendo las palabras de Santiago, lo expresamos tambien mas claramente con el caso particular de los tratados EU-EUA en nanotecnologia, lo sentimos todos los dias en la lectura cotidiana de los diarios, que como decia Mafalda, dicen la mitad de lo que pasa y de esa mitad la mitad es mentira, asi que con suerte uno se entera del 25% de lo que ocurre (y creo que es una version muy optimista, jeje). Hoy mismo discutia con Marilin que hay muchas formas de ocultar informacion, una por exceso y otra por defecto. En Brasil los diarios solo sirven para ir de shopping o consumir algo. Venden en la mayor parte de los casos fruta podrida. Es decir optan por la version por defecto. En Argentina por la ley de medios creo ocurre lo contrario, optan por exceso. De todos modos, creo es bueno poder elegir que fruta comprar, habiendo tanta fruta en Brasil porque no se puede elegir alguna que no este podrida? Les dejo una reflexion de Sandra Russo mas abajo. Me pregunto: En momentos en que Brasil puja por entrar en estos tratados de libre comercio con la UE que habilitaria los mismos mecanismos que aclara esta nota...que reflexion de este tipo podemos encontrar en los periódicos "más importantes" de Brasil??...

Saludos Santiago
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La Constitución de las corporaciones



Se llama ISDS. Es la cláusula crucial, el corazón del tratado de libre comercio entre Estados Unidos y la Unión Europea, el ITTP (Tratado Transatlántico de Comercio e Inversión), que puso al rojo vivo al Parlamento Europeo esta semana. El martes iba a votarse en Estrasburgo un informe de cien páginas que, de ser aprobado, constituiría la hoja de ruta para que la comisaria europea de Comercio, Cecilia Malmstrom, continuara las negociaciones hacia el ITTP. Pero a las 17.45 de esa tarde, la única repentina votación que tuvo lugar fue la suspensión de la votación sobre el informe. Algo hacía zozobrar su aprobación. Los verdes y la coalición de las izquierdas lo vetaban, y los conservadores y “populares” lo apoyaban. Los socialistas fueron los que dieron la nota con sus vaivenes: después de haber objetado la cláusula ISDS en un primer momento, la habían reincorporado en un segundo momento. En un tercero, que fue la tarde del martes, algunos eurodiputados socialistas avisaron que volvían a rechazarlo. El informe no se votó, en síntesis, porque corría serio riesgo de ganar el No.
Las siglas acá no son inocentes. Encubren, como es costumbre. Millones de europeos, desde sus casas, sus crisis, sus vacilaciones cotidianas, no logran perforar el significado de esas chapas que parecen nombrar moléculas o minerales, pero que designan una maniobra política sin precedentes que, de ser aprobada, decapitaría las respectivas legislaciones municipales, estaduales y nacionales europeas, para imponer, liso y llano, un gobierno corporativo en la Zona Euro. Y no es que sea tan difícil de entender. Es que el ITTP navega sólido por las aguas mediáticas que lo acunan, acolchado por las grandes pautas, que pagan las corporaciones. Los grandes medios europeos son exactamente iguales que los grandes medios de cualquier parte. No se rigen por el criterio del derecho a la información, sino por la del actual capitalismo desmechado, que es la madre de todos los borregos.
La cláusula ISDS propone la solución a eventuales futuros conflictos entre una corporación y un Estado. Así como se lee, y todo lo que sigue es así como se lee. Es necesario comprender la magnitud siniestra de la cláusula ISDS para advertir lo que está en juego, que no es otra cosa que la soberanía de cada Estado que lo firme. Porque... ¿cómo se solucionarían los futuros conflictos entre una corporación transnacional y un Estado en virtud de esa cláusula? Ah, fácil: si una corporación de cualquier tipo considera que una ley nacional, autonómica o local le impide obtener “los beneficios esperados”, puede demandar a ese Estado ante... una corte privada formada por “tres árbitros” que decidirán si ese Estado debe indemnizar a la corporación. ¿A qué renuncian los Estados firmantes de esa cláusula? Nada menos que a su propia legislación. ¿Y qué aceptan a cambio? Cortes privadas que fallen entre lo privado y lo público. A ese nivel de perversión llega el neoliberalismo, que no está muerto ni pasado de moda ni arrepentido ni replanteado. Es el mismo de siempre. El de la población sacrificable y los territorios inviables.




La presidenta del Trasnational Institute, Susan George –una investigadora social de larga trayectoria, presidenta honoraria de Attac Francia–, dijo en la previa a la cumbre de la UE y la Cepal esta misma semana, en referencia a las discusiones frenéticas que se dan en la UE en relación con el TTIP: “Tenemos que revertir la ideología neoliberal apelando a los principios de derechos humanos. De lo contrario, Estados Unidos seguirá ahondando en la senda que abrió con el Nafta –el tratado de libre comercio entre Estados Unidos y Canadá-, y acabará firmando dos acuerdos similares, uno con la UE, el TTIP, y otro con la Alianza del Pacífico, el TPP. Pasará a controlar así el 60 por ciento del PBI mundial, y el 75 por ciento del comercio global”. Sobre el TTIP y su cláusula venenosa, George fue tajante: “Es una horrible pieza de legislación. Se les dará a las empresas la oportunidad de deshacer todo el trabajo que se ha hecho en Europa por construir un modelo social en beneficio de las personas y los trabajadores”.
Por su parte, Lola Sánchez, eurodiputada del español Podemos, dijo que quienes se oponen al TTIP en el Parlamento Europeo no sólo están dando sus razones hacia adentro del recinto, sino tratando de hacerse escuchar por los ciudadanos, “para que la gente se entere de qué es lo que se está tramando”. Es impensable, salvo bajo el conocido hechizo de “lo inevitable” que plantea el neoliberalismo, que dirigencias responsables se inclinen tanto, que cedan hasta sus respectivas jurisdicciones legislativas bajo la promesa una y otra vez falaz de inversiones que, si llegan, mandan sus ganancias a sus bases, en muchos casos paraísos fiscales.
“Es necesario pararlo antes de que avance –seguía Lola Sánchez–, y por supuesto no permitir que esto se apruebe nunca. Esto es un golpe de Estado. Es la Constitución de las corporaciones.” Esto es lo que sigilosamente se arrastra bajo la buscada descomposición de Europa, porque es imposible que quienes ponen el barco en esa dirección no sean conscientes de lo que hacen, que en definitiva es preparar el paisaje de carroña para que lleguen los buitres confesos o disimulados. Es oportuno subrayar que la eurodiputada española usa la expresión “golpe de Estado” en una nueva acepción, muy lejos ya de las irrupciones militares en la América latina de los ’70, más cerca de las actuales desestabilizaciones institucionales que conocemos por aquí. Pero está hablando de otra cosa, de una forma embrionaria de imposición de reglas por parte de las empresas no ya a los gobiernos, sino directamente a los Estados. Concluía Sánchez: “Están haciendo un proceso deconstituyente. No tenemos, ni la Comisión Europea ni el Parlamento Europeo, mandato para deconstruir el andamiaje legal y el aparato jurídico y legislativo que tenemos”.
Tan feroz es el avance que pretenden las corporaciones, que los eurodiputados de las nuevas fuerzas políticas exigen que se lo tome como lo que es, una nueva Constitución, que para ser aprobada debería pasar por un referéndum país por país. Lo que se enuncia como “libre comercio” es el modelo de mundo unipolar que se les está escurriendo entre los dedos.